¿ De dónde procede la planta del café?
La opinión más generalizada es que el café procede de Abisinia, una región que se sitúa al noroeste de África, entre el mar Rojo y el río Nilo. Constituye principalmente parte de l
o que hoy en día se conoce como Etiopía.
Según la leyenda, unos 500 años A. C, un pastor que estaba cuidando las cabras en el monte observó como estas se excitaban mucho después de comer unos frutos rojos de un arbusto. El curioso pastor comió el mismo unos frutos y notó una agradable sensación. Sintió que se encontraba más animado y que su cuerpo experimentaba una mayor energía.
Seguramente, dio a conocer a sus amigos o familiares tan curioso hallazgo y éstos también lo transmitieron a los suyos. De esta manera se produciría casualmente el descubrimiento de las propiedades del café. En un principio probarían los frutos maduros. Con el tiempo aprenderían a secarlos para conservarlos mejor y , finalmente, los cocerían en un horno de manera que se acelerase el tiempo de secado.
No se sabe exactamente si estos primeros usuarios lo preparaban hervido tal como se conoce en la actualidad. La opinión más generalizada parece apuntar a que lo trituraban tal como hacían con los cereales, lo mezclaban con agua y formaban una especie de pasta que luego cocían. Las propiedades estimulantes y refrescantes de este preparado era utilizado por los pastores y constituía una fuente de energía para los guerreros. El material sobrante era suministrado como alimento del ganado.
Primeros usos " modernos" del café
Los hallazgos arqueológicos de diversos utensilios utilizados para preparar café hace pensar que la preparación del café hervido o infusión de café comienza a utilizarse a partir del siglo XII en la península arábiga. Llevado por los esclavos que los árabes tomaban de etiopía, está bebida comenzó a popularizarse ampliamente en esta zona y alcanzó su máximo apogeo en sur de la península, en la zona que correspondería al actual Yemen donde se sabe que existían grandes plantaciones.
A partir del Yemen, su cultivo se fue extendiendo por todo el mundo árabe. El café , a la que los árabes llamaron Kahwah, pasó rápidamente a convertirse en una bebida muy apreciada y utilizada, lo cual no es de extrañar dentro de una cultura cuya religión les prohibía el consumo de substancias tóxicas como el alcohol. El café, además de bebida, paso a formar parte del ceremonial musulmán.
La expansión del consumo del café en el mundo árabe.
A partir del siglo XV comienza a expandirse el café por todo el ámbito del mundo árabe. A través de los comerciantes, llega todo el norte de África, Persia y Turquía. De hecho, se sabe que la primera cafetería fue abierta en Constantinopla en el año 1475. Esta ciudad, que corresponde a lo que hoy en día es Estambul, era entonces la capital del imperio otomano.
La generalización de su uso conllevó en un principio una gran controversia. Médicos, juristas e imanes debatieron durante algún tiempo si resultaba adecuado su consumo de acuerdo al Corán. En el año 1511 se prohíbe su consumo , lo cual causo grandes desordenes populares que condujeron a la definitiva anulación de la prohibición. Ello facilito su expansión por todo el mundo árabe.
Es durante esta época cuando aparecen toda una serie de inventos en la forma de tomar el café. Así, se sabe que los granos se tostaban y se hervían con agua. Posteriormente se paso a pulverizar los granos y dejar el polvo en remojo durante día y medio. Posteriormente, se hervía y se guardaba en recipientes preparados para beber. En esta misma época nace la cafetera turca o " brik". Mediante ella se preparaba café a partir de una mezcla de semillas tostadas y pulverizadas de esta planta, a la que se le añadía azúcar, canela y clavo.
La expansión del consumo del café en occidente
Fueron los comerciantes venecianos quienes trajeron el café a occidente desde Constantinopla en el siglo XVII. La llegada del café conllevo muchas discusiones sobre la conveniencia de su utilización, A igual que pasó dentro del mundo islámico, muchos religiosos dudaban sobre la " moralidad" de su consumo. En un principio, muchos sacerdotes de Roma estuvieron en contra. Alegaban que era impuro, que constituía un " símbolo de la fe de los infieles mahometanos", por lo que debía ser prohibido.
La cuestión fue zanjada por el papa Clemente VIII, quien bendijo la bebida, lo que la convirtió en una bebida de uso adecuado dentro de la religión cristiana. A partir de entonces comenzó a extenderse su consumo en occidente, especialmente en sur y oeste de Europa.
No ocurrió lo mismo en el norte y centro de Europa donde su consumo no se acepto tan ampliamente y no se normalizó hasta finales del siglo XIX.
Durante esta época fue Inglaterra la que mejor acogió el consumo del café. En el año 1652 se abre la primera cafetería en Londres. A partir de aquí y, durante toda la segunda mitad del siglo XVII, crecen los establecimientos por todo Inglaterra, especialmente en Londres y Oxford. Su consumo empezó a ser habitual y necesario para un público ilustrado y liberal.
Esta gran expansión facilito la tertulia y la difusión de ideas entre sus consumidores. La naturaleza liberal de las mismos llego a considerarse peligrosa para los intereses de la Corona. Por este motivo en el año 1676 se prohíbe su consumo. La prohibición causo un gran revuelo, por lo que su consumo fue de nuevo permitido.
El éxito del café en los países del sur y suroeste de Europa fue tal que estas naciones iniciaron su cultivo en sus respectivas colonias. Los ingleses intentaron cultivarlo en su colonia de Ceilán donde ya cultivaban té. Fracasaron en su intento porque las plantas no conseguían superar las plagas, así que abandonaron el cultivo del café y volvieron a plantar té. Mas afortunados fueron los holandés que consiguieron implantar su cultivo exitosamente en Indonesia, especialmente en la isla de Java. Los portugueses y los españoles fueron los responsables de implantarlos en sus colonias de América.
La producción y consumo del café en América.
La introducción del café en América se atribuye mayoritariamente a Gabriel Mathieu de Cliev, un oficial de la armada francesa, quien en el año 1720 llevó la planta a la Martinica. Se dice que este oficial llevo oculto en su barco un esqueje de café a esta isla e incluso que lo regó con su propia ración de agua para que pudiera sobrevivir durante la travesía. La planta se adaptó tan bien en la isla que, al cabo de 50 años se contabilizaban 19 millones de ejemplares.
A pesar de esta leyenda, la introducción del café en América probablemente debamos atribuirlo a Cristóbal Colón, quien debió llevar semillas de café en uno de sus viajes al Nuevo Mundo. Lo cierto es que en el siglo XVI ya existían plantaciones importantes en Puerto Rico, Cuba y Santo Domingo. A partir de finales del XVIII comienza su cultivo en Colombia que llegará convertirla a lo largo de los siglos XIX y XX en el principal productor caribeño y el tercer productor mundial. Es mundialmente conocida la zona de este país llamada "eje cafetero" , un lugar donde las peculiares condiciones climáticas permiten un consumo ideal de esta planta. El cuidado y esmero con que se cultiva y se recolecta el café de esta zona ha creado una imagen de marca reconocida a nivel mundial y representada por el personaje " Juan Valdez".
En el siglo XVII los franceses impusieron su cultivo en la caribeña isla de la Martinica. Los portugués hicieron lo mismo en Brasil que se convirtió en el país que mantuvo el monopolio durante gran parte del siglo XIX y XX y que ostenta en la actualidad mas de 1/3 de la producción mundial.
El consumo del café en Estados Unidos no alcanzó en un principio el éxito que había alcanzado en otras partes del mundo, ya que sus habitantes preferían consumir bebidas alcohólicas o té. Su consumo empieza a extenderse a partir de la Guerra de la Independencia ( 1775 -1783) cuando se rompen las relaciones con Inglaterra que hacen más difícil el comercio del té. Es definitivamente durante la guerra que el pueblo americano mantuvo entre 1812 a 1815 contra el Reino Unido y sus colonias de Canadá cuando, ante la dificultad de consumir té, se impone el consumo del café.
Mientras tanto, es durante este siglo XIX cuando el consumo de café alcanza su máximo apogeo en Europa, hasta el punto de convertirlo en un producto escaso y caro. Esto obliga a las familias menos adineradas a utilizar otros sustitutos del café. , como el diente de león, la achicoria o la cebada.
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